En realidad para conocer gente interesante e interesada por la cultura habría que lanzarse hacia la blogosfera latinoamericana. Yo todavía no le he hincado el diente, pero en el blog de dibujos de Ivan he dejado un enlace para empezar. Es todo un aprendizaje, hay que conservar la cabeza fría y tener en cuenta las suceptibilidades sin por ello ser timorato o apocado, o excesivamente simpático, que es algo que te parece a ti pero a los demás les carga. Pero bueno, poco a poco, andando se hace el camino, tú pones tu link y el que quiera que mire, intervienes puntualmente, miras de vez en cuando y punto y a hacer tu propia vida.
El "macrocefalo" necesitado de apoyos materiales, de Dioniso a diestra, desnudo sobre el cuadriculado suelo sobre el que tiende una mano tomando parte de él, como si de un mudra budista se tratase. Los ojos cerrados, espectantes a la introspección pero con unas pestañas atentas a lo externo, apuntan y señalan a todo lo que se mueve a su alrededor. El sexo, la mirada perdida al techo o al cielo (buscando a Dioniso), las entrañas una vez dentro, y ahora la diestra tocando fondo.
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En realidad para conocer gente interesante e interesada por la cultura habría que lanzarse hacia la blogosfera latinoamericana. Yo todavía no le he hincado el diente, pero en el blog de dibujos de Ivan he dejado un enlace para empezar. Es todo un aprendizaje, hay que conservar la cabeza fría y tener en cuenta las suceptibilidades sin por ello ser timorato o apocado, o excesivamente simpático, que es algo que te parece a ti pero a los demás les carga. Pero bueno, poco a poco, andando se hace el camino, tú pones tu link y el que quiera que mire, intervienes puntualmente, miras de vez en cuando y punto y a hacer tu propia vida.
El "macrocefalo" necesitado de apoyos materiales, de Dioniso a diestra, desnudo sobre el cuadriculado suelo sobre el que tiende una mano tomando parte de él, como si de un mudra budista se tratase.
Los ojos cerrados, espectantes a la introspección pero con unas pestañas atentas a lo externo, apuntan y señalan a todo lo que se mueve a su alrededor.
El sexo, la mirada perdida al techo o al cielo (buscando a Dioniso), las entrañas una vez dentro, y ahora la diestra tocando fondo.
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